La inclusión de la cláusula del precio fijo en la Ley del Libro supuso una auténtica victoria para el sector editorial, que consideraba estamedida clave para asegurar la supervivencia de las librerías pequeñas e independientes frente a los grandes conglomerados.
Nada parece haber cambiado desde entonces (han pasado cinco años) en su postura, pese al revuelo que originó la heterodoxa apuesta deAnagrama con el nuevo libro de Paul Auster. La editorial de Jorge Herralde, a la sazón uno de los mayores defensores del precio fijo en su momento, publicó «Diario de invierno» antes en e-book que en papel, optando por una rebaja en el precio de salida del ejemplar que solo se mantendrá hasta el 1 de febrero.
ABC ha charlado con autores y editores sobre la necesidad (o no) demantener el precio fijo y el futuro que le espera a una industria cuya mayor incertidumbre hasta la fecha sigue residiendo en el ámbito digital.
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